jueves, 20 de noviembre de 2008

El desafío social de la tecnología y la respueta antrológica cristiana

  1. El desafío social de la tecnología:
El nuevo rol social de la tecnología es lo que estaba oculto a la interpretación de la sociedad desde el horizonte de las teorías racional-iluministas. Ellas suponían que la tecnología era un instrumento al servicio de un proyecto definido desde la política. Hoy se nos muestra, en cambio, que la tecnología se vale de muchos instrumentos. En verdad, es capaz de instrumentalizar todo, también a los políticos, a los discursos ideológicos y hasta a la filosofía del pensamiento débil. Lo que hace la tecnología es, precisamente, aprovechar la renuncia del pensamiento al fundamento metafísico para establecer así alternativas indiferentes e intercambiables. Con ello se puede extender sin restricciones al ámbito del comportamiento humano lo que con anterioridad sólo valía para las cosas.
  • Naturalmente, una transformación de este tipo no podría dejar de despertar resistencias culturales. Éstas se expresan, de preferencia, a través de la tan extendida reivindicación de la ética como el espacio del juicio para aquellas alternativas de valor cualitativo, es decir, que involucran a personas o conductas que no son comparables. La pregunta que suscita la tensión entre la cultura y la sociedad en la época actual me parece que se puede resumir así: ¿Es la persona humana y su libertad reducible a alternativas de mayor eficiencia o funcionalidad, o existe en la persona una dimensión indisponible que sólo tiene expresión cualitativa y no es comparable ni sustituible por ninguna otra alternativa o procedimiento? La primera opción es la que da origen a lo que llamamos la sociedad de consumo, donde en principio nada se sustrae a este principio de indiferencia, ni siquiera la ética, la cultura o la religión. La segunda opción, que da origen, en cambio, a una actitud crítica frente a la sociedad de consumo, no podría fundarse sino en un redescubrimiento de la racionalidad humana en el horizonte del valor intrínseco que tiene la experiencia de ser hombre. Si la tecnología es una racionalidad operativa, no se puede contraponer a ella una racionalidad ideológica, sino más bien lo que en la encíclica Fides et ratio se indica como una racionalidad "sapiencial" . (Fides et ratio 81)
  • En efecto, la tecnología, a diferencia de la ideología, no se impone a la conciencia como un criterio de interpretación de la vida y de la historia que tienda espontáneamente a cubrir la totalidad de nuestra interpretación del mundo. Ella se ofrece más bien como una "opción a la mano" que se puede libremente usar o no hacerlo. Nadie está obligado a subirse a este tren. Por eso, la tecnología resulta ser un "yugo suave", que progresivamente invade todos los ámbitos de la vida y de la experiencia humanas, siendo éste, según me parece, el aspecto más novedoso de la cultura de nuestra época.

2. La respuesta antropológica cristiana:

  • La Gaudium et spes afirma que «en realidad, el misterio del hombre no se aclara de verdad, sino en el misterio del Verbo encarnado» (Gaudium et spes 22). La Encarnación nos da la respuesta "desde Dios", desde ese Otro que tiene poder para llamar a cada cosa y a cada persona de la nada a la existencia. Lo imposible para el hombre es posible para Dios. Quien revela a ese Otro es el Hijo, es decir, quien fue engendrado en el principio y cuya condición ontológica fundamental es, entonces, la receptividad del don de Dios, el ser amado eternamente por el Padre. En su bautismo y en su transfiguración se revela su gloria como Hijo amado, glorificación que alcanza su plenitud en la resurrección de entre los muertos. Así señala el prólogo del IV Evangelio: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14).
  • La creación a "imagen y semejanza" de Dios con que el Génesis describe la condición humana, debe mirarse, en consecuencia, desde la condición del Hijo. Gaudium et spes señala que el ser humano ha sido creado para ser «hijo en el Hijo» (Ver lug.cit) y así puede afirmar también hermosamente que el ser humano es la única creatura en la tierra que Dios ha amado por sí misma (Gauidium et spes 24) El paso de la nada a la existencia no está señalado, entonces, sólo por la voluntad o el arbitrio divinos, sino por el don de sí, es decir, por el amor. Ello incluye la existencia misma, pero también su sentido y vocación terrena y eterna: ser-para-el-don. Como señala San Pablo, «así como hemos sido identificados con él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la semejanza de su resurrección» (Rom 6,5). Quien vence a la autodestrucción, al pecado y a la muerte es quien ha recibido la gracia de identificarse con el Hijo, el primogénito de la nueva creación, es decir, con quien no tiene otro sentido en su existencia que acoger el don de Dios para realizar su proyecto, su voluntad. Su libertad se realiza en la obediencia.
  • Concluyo señalando que la antropología cristiana desarrollada por el Concilio Vaticano II y por el magisterio pontificio, permite mirar con una nueva y profunda luz los desafíos culturales del mundo moderno y de sus crisis. A pesar de las tendencias negativas y autodestructivas, a pesar de la irracionalidad de lo racionalizado por el ordenamiento social, la persona como creatura amada por sí misma, puede confiar en que las exigencias más profundas de la razón y del corazón pueden satisfacerse plenamente desde la comprensión del misterio del Verbo de Dios que ha entrado en el tiempo, dando respuesta a las preguntas y a los desgarros que nuestra época ha encontrado en la crisis del pensamiento utópico y en la extensión generalizada del nihilismo. Éste es el fundamento para cruzar el umbral del milenio como un umbral de esperanza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un artículo muy interesante que aporta importantes conclusiones para los desafíos que plantea la tecnología en este tiempo.

Muy bueno.

Unknown dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con el artículo publicado, en el sentido de que se debe procurar la no deshumanización del hombre al perder de vista su dignidad de hijo de Dios, y más bien elevarla mirando a Cristo plenamente humano y divino, poniendo su ser al servicio de sus hermanos y haciendo uso adecuado de las tecnologías

MVCAyacucho.Comunicaciones dijo...

Doy gracias a Dios, porque son las enseñanzas de la Iglesia Católica las que velan por un correcto enfoque de lo que significa la realidad del hombre.

Gracias por hacer extensivos estos criterios utilizando una tecnología como es INTERNET y demostrando así que se da un buen uso a la misma