domingo, 2 de noviembre de 2008

MARCO TEÓRICO DEL PROYECTO

La aproximación que tenemos a las nuevas tecnologías que actualmente se presentan en el mundo, no pueden prescindir de su ubicación dentro de una determinada cultura. Dice Carrier que «la cultura es el universo humanizado que una colectividad se crea, consciente o inconscientemente: es su propia representación del pasado y su proyecto del futuro, sus instituciones y sus creaciones típicas, sus costumbres y sus creencias, sus actitudes y sus comportamientos característicos, su manera original de comunicar, de trabajar, de celebrar, de crear técnicas y obras reveladoras de su alma, y de sus valores últimos»[1].

Existe una interrelación dinámica entre las nuevas tecnologías y los componentes que conforman la cultura. Estos pueden llegar a convertirse en uno de los factores que influyan en la transformación sociocultural. La tecnología se presenta entonces como una expresión de la cultura a la cual pertenece, y por otro lado, se presenta también como un aporte a esta cultura.

El factor de mayor importancia dentro de la relación tecnología – cultura es la libertad del ser humano. Esta le da a la técnica un espacio en la cultura en la cual brota y se desarrolla. En una cultura como las nuestras de marcados tintes agnósticos, economicistas, consumistas, pragmáticos y secularistas, la tecnología está en muchas de sus expresiones sesgada por estas características tanto en los fines para los que es concebida como en el uso que se hace de la misma.

Una cultura de fuertes valores éticos, morales y religiosos, se manifiesta de diferentes maneras, una de ellas es la tecnología. Sin embargo, menciona Pablo VI, «la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas. De allí que hay que hacer todos los esfuerzos con vistas a una generosa evangelización de la cultura, o más exactamente de las culturas. Éstas deben ser regenradas por el encuentro con la Buena Nueva. Pero este encuentro no se llevará a cabo si la Buena Nueva no es proclamada»[2]


LA TECNOLOGÍA EN EL MUNDO ACTUAL.

Se suele creer que todo cambio siempre es bueno, es progreso, es novedad. Además se suele creer que ya nada permanece que TODO debe cambiar.

Lo que sucede es que en la aceleración del cambio el hombre pierde seguridad, se siente desconcertado, angustiado porque no encuentra donde pisar firme, no encuentra algo que permanezca invariable, inmutable, perfecto.

El problema está en que se piensa que si no cambias terminas por ser un anticuado, retrógrado y fuera de "moda".

Caemos pues en un RELATIVISMO MORAL, donde no interesa la VERDAD de una realidad, sino lo que importa es la novedad, el capricho, mi punto de vista. Entonces, por ejemplo cuando fumo droga, cuando tengo relaciones sexuales fuera del matrimonio ya no se pregunta uno si eso en sí mismo me hace daño y me destruye. No importa la verdad sino si me gusta, si todo el mundo lo hace.

Por ello vivimos desconcertados. Nadie sabe cuál es la verdad. Cada quien tiene su punto de vista de acuerdo a sus gustos, intereses y personalidad. Uno se siente desconcertado, pierde seguridad porque no encontramos donde pisar firme, no encontramos algo que permanezca a través de los cambios

Es partir de allí que vemos la importancia de un evangelizar la cultura.
Evangelizar la cultura es un desafío y a la vez una misión que nos toca a cada uno de nosotros que estamos insertos en el mundo. Hay que tomar en cuenta que la cultura está generada por personas concretas, por lo tanto es importante tomar contacto con aquellas personas que sean de alguna manera más influyentes en la cultura donde nos encontramos: pensadores, artistas, literatos, profesores, profesionales en general, etc para a través de ellos llegar a más personas. En por ello que es muy interesante el entrar en relación con los principales centros de educación superior (Universidades, Institutos Superiores, etc), así como institutos y centros culturales que haya en la localidad.

Es por eso que las nuevas tecnologías están acelerando el cambio de la sociedad: nuevos cauces de comunicación, el establecimiento de grandes redes de comunicación, formas nuevas de acceso a la cultura, el trabajo, etc. La introducción de la multimedia en la enseñanza es algo obvia y totalmente necesaria. Se trata entonces de lograr el enfoque global, donde lo tecnológico adquiere un valor de referencias, porque marca la sociedad en la que vivimos.

Explorando lo que es la tecnología

Técnicas desde los orígenes:


La técnica forma parte de la manera de vivir del ser humano. Desde los tiempos más remotos se tiene noticia de su presencia, con la concurrencia de ella el ser humano ha podido alimentarse, vestirse, encontrar cobijo, cultivar la tierra, desplazarse, curarse de enfermedades, organizarse comunitariamente entre un sinnúmero de otras cosas.
La historia muestra que el ser humano siempre ha inventado y producido, utilizando la razón, procedimientos y artefactos que lo ayudan a mejorar su medio ambiente, al tiempo que le permitan servirse de la naturaleza de un modo eficaz. Como parte del dinamismo que configura la cultura, ha fabricado objetos y ha aplicado métodos o puesto en marcha procesos, aplicados a distintas situaciones y cosas para conseguir eficazmente algo útil de acuerdo a su fin.
Es por eso que algunos a partir de esta capacidad técnica del ser humano, han creído que ella es lo específico de su ser, considerándolo como un “hacedor de herramientas”o un “inventor de métodos”[3]

Es así que es importante tener en cuenta, que es verdad que el hombre fabrica herramientas e inventa métodos, pero también es verdad que no se limita a eso a ello, es mucho más que eso.
Es por eso que cabe afirmar que la técnica forma parte desde siempre de la actividad humana, que s un hecho capital, pero que sin embargo, que a pesar de su importancia, la tecnología no ocupa el lugar central en el existir ni es lo más característico del hombre.

La actividad humana:

La actividad humana que está en el origen de la cultura, es fundamentalmente sólo una, pero presenta diversos aspectos o dimensiones que pueden ser caracterizados, en su complejidad, tanto desde una perspectiva fenomenológica como desde un punto de vista metafísico.
El planteamiento aristotélico, retomado es ese punto por el pensamiento tomista, establece una división tripartita que son: el conocer, el actuar, y el hacer. El despliegue de estas tres dimensiones de la actividad, ordenadas entre sí y en consonancia con la naturaleza del hombre, es lo que permite al ser humano caminar hacia su desarrollo como persona.

En primer lugar está el conocimiento, que tiene por finalidad permitir el acceso a la verdad. A partir de este conocimiento de la verdad se orienta toda la actividad del ser humano
En segundo lugar está la acción, que puede ser dividida en dos direcciones que marcan dos acentos diferentes, aquella dimensión que acentúa el perfeccionamiento del propio hombre, por el ejercicio de su libertad, cuya finalidad es el bien del sujeto mismo y que ese conoce como “actuar”, y aquella que acentúa la actividad del sujeto hacia fuera de sí mismo, cuyo fin inmediato es el perfeccionamiento del objeto, en orden a la producción, y que se conoce como “hacer”.

Teniendo en cuenta que la tecnología se ubica dentro de la actividad productora, es importante considerar que la valoración inmediata de la misma está en función de que logre un determinado producto y sea realmente útil para alcanzar los fines para los que ha sido desarrollada.

La tecnología es fruto de la actividad humana. Como tal forma parte de la cultura. Pero tiene un lugar determinado en dicha cultura, lugar que ciertamente no es el más importante. Ocupa, sin embargo un espacio nada desdeñable, puesto que en cierta manera está presente como complemento de casi todas las actividades del hombre, incluyendo las que se orientan al conocimiento de la verdad y al ordenamiento de la conducta del bien.[4]


[1] Hervé Carrier, S.J., Evangelio y culturas. De León XII a Juan Pablo II, EDICE, Madrid.1998, pp. 16-17.
[2] REGAL, Villa, Eduardo. Las Nuevas Tecnologías y la Evangelización. Ponencia presentada en el Congreso Internacional «New Tech 98. Nuevas tecnologías y persona humana: Comunicando la e en el nuevo milenio», realizado en Denver (Colorado), del 25 al 28 de marzo de 1998. Vida y Espiritualidad. Lima, 1998. p. 18
[3] D´Ors Eugenio, La ciencia de la cultura, Rialp, Madrid 1964, p. 310
[4] Doig Kingle Germán, El desafío de la tecnología, Lima 2000, p.48
UN MUNDO TECNOLOGIZADO[1]

Las últimas décadas han visto un desarrollo vertiginoso de la tecnología. El futuro que se vislumbra es en muchos sentidos asombroso. Se está generando así una situación nueva para la humanidad que tiene a la tecnología en un lugar muy importante. De ahí que se hable del surgimiento de una sociedad tecnológica y de una cultura tecnológica que señalarían la llegada de una nueva etapa del devenir histórico que han llamado era tecnológica. Y aunque estas expresiones sean por demás ambiguas, reflejan la importancia que la tecnología ha adquirido en la sociedad contemporánea.

Salta ala vista que el mundo se está tecnologizando cada vez más. Día a día se añaden inventos y se desarrollan nuevas aplicaciones tecnológicas. Esto se ve muy claro, por ejemplo, en los adelantos en la telecomunicación. Causa verdadero asombro el crecimiento acelerado de la red mundial, sobre todo a través de Internet, que introduce recursos y posibilidades novedosas en la transmisión de información, con consecuencias en muchos otros ámbitos.

El desarrollo tecnológico se descubre en diversos campos. La medicina, por ejemplo, es un caso notable en el que las nuevas tecnologías vienen alcanzando fronteras inexploradas. Áreas como la biología y la genética, se está desarrollando rápidamente. No puede dejar de mencionarse la electrónica con sus cada vez mayores aplicaciones –es difícil imaginar hoy en día un mundo sin sus aportes en la vida cotidiana-. Se podría hablar también el transporte en sus diferentes modalidades. El desarrollo de nuevos materiales –como materiales sintéticos de todo tipo y resistencia, superpegamentos y superconductores- o las aplicaciones de la energía nuclear son otras áreas de enormes alcances. Se abren también nuevos campos de investigación, como el perfeccionamiento y difusión del uso de la energía solar, así como de otras fuentes alternativas de energía. Se podrían seguir mencionando otros campos en los que la tecnología está desarrollándose de manera significativa, como la agricultura, pero por el momento basten los mencionados. Lo cierto es que está difundiéndose de modo impresionante en casi todos los ámbitos de la vida del ser humano. Este desarrollo está produciendo un impacto muy importante en la vida cotidiana de las personas: en los hábitos alimenticios, los ritmos de vida, la manera de trabajar, la atención a la salud, los sistemas de educación, e incluso el arte. El desarrollo tecnológico que se está desarrollando y que ya en muchos casos, estamos viviendo, es sencillamente portentoso. Algunos lo ven como fascinante. Pero también podría decirse que en ciertas de sus posibles perspectivas se presenta como aterrador. La pregunta que surge inevitablemente es si acaso todo este desarrollo es algo realmente bueno para el ser humano. Nadie puede poner en duda que la tecnología viene trayendo enormes beneficios a la humanidad. Pero tampoco se puede negar que están surgiendo problemas nuevos ligados al desarrollo tecnológico y algunos de ellos con consecuencias dañinas muy graves para el ser humano. Tomando en cuenta esta realidad es que se afirma que la tecnología es esencialmente ambigua.

Toca emprender un serio discernimiento para que dicho desarrollo esté genuinamente al servicio del ser humano y no contra él. Ante la magnitud de lo que significa la tecnología y teniendo en cuenta la ambigüedad que la caracteriza no cabe la menor duda de que es un o de los principales desafíos de este tiempo.

[1] DOIG Klinge, Germán. El desafío de la tecnología. Más allá de Ícaro y Dédalo. Vida y Espiritualidad. Lima, 2000 p.11